miércoles, 2 de enero de 2013

Te echo de menos.

Hoy me tumbo aquí, pensando en el pasado. Pensando en lo que te echo de menos. No sabes cuanto. Que pienso en ti y se me congela el corazón y se rompe contra el suelo... Y es ahí cuando me entran ganas de llorar. Cuando decido tirarlo todo por la borda. Cuando me desanimo y no quiero que nadie se acerque a hablar conmigo. Recuerdo tantos momentos como si fuera ayer. Y me entra tanta rabía por no seguirlos el día de mañana. Porque ya no estás aquí. Miro por la ventana y tengo la esperanza de que me estás viendo. Intento hacer lo mejor que puedo, me esfuerzo todo lo posible. Y seguro que tú, aún así, me dirías que podría hacerlo mejor. Y de tanto recordar, no me entran fuerzas para sonreír, aunque tu deseas que lo haga. No puedo fingir estar bien sabiendo que no estás. Que no voy a coger el teléfono cuando llames, o que no podré llamarte para saber como te va. Que me cuesta cruzar la puerta de tu casa sabiendo que no estarás ahí para decirte que tal estás y darte dos besos. Que ya no iré en verano porque sé que no estás ahí para ir a la playa contigo. Saber que no puedo contar nada porque no sé si estarás escuchandome. Ni recordar viejos tiempos juntas. Ni de cada vez que te quejabas por si me quería hacer algo nuevo. Que me muerdo el labio para aguantar estás ganas de llorar. Y lo que más rabia me da, es que no te haya dicho adiós. Que no te haya dado ese fuerte abrazo. Ese último abrazo. Que ni te soltaría. Que no sabes las ganas que tengo de verte, aunque sean cinco segundos, y de poder decirte que si, que estoy bien, pero te echo de menos. Porque no me conformo en mis sueños. Quiero verte de nuevo. No quiero escribir más. Quiero decirtelo a ti, que me escuches. Joder... Te echo de menos, tita.

No hay comentarios:

Publicar un comentario