domingo, 4 de marzo de 2012

Bonita.

Hace unos días hicieron una encuesta a cien internautas para que votasen que tres fotos consideraban las más importantes de la historia. La primera escogida era una instantánea foto de la bomba atómica lanzada sobre Nagasaki. La segunda un hombre pisando por primera vez la luna. Pero la tercera fue la que más me gusto. Mostraba dos enamorados besándose mientras el mundo giraba a su alrededor. Me gusta saber que las tres fotos más importantes de la historia están dos enamorados...congelados en un beso interminable...refugiados contra el olvido. Quizás es eso lo que sentimos cuando vemos fotografías antiguas, que por ellas no pasa el tiempo...como esos mosquitos atrapados en ámbar durante millones de años. El mundo sigue adelante, pero ellas se quedan ahí atrapados para siempre sin cambiar. Como las fotos guardadas en una caja de zapatos... instantáneas de otro tiempo, que nunca volverán.
Una vez le preguntaron a Lewis Hine, un fotografo de guerra, porque había elegido esa profesión. Él contesto que si pudiese contar con palabras todo lo que veía no necesitaria cargar todo el rato con una cámara de fotos. Yo también lo creo. Hay cosas que no podemos explicar con simples palabras. Cosas como seguir vivos, sentimientos como el amor y el compromiso. Quizás por eso nuestra vida se compone llenos de imagenes, momentos congelados en el tiempo para siempre, de decisiones que cambian sin remedio, el rumbo de las cosas. De fotografias fijas guardadas en la memoria que nos recuerdan cada segundo lo hermoso que es vivir.

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