viernes, 30 de septiembre de 2011

Carta de la globalización. Megan Donaire.


Carta:
                                                                                Málaga, 30 de Septiembre 2011
Querida Loli Pérez.                                                             
La globalización, como en el siguiente texto es un ejemplo de lo importante que es este término para entender el fenómeno social en que nos encontramos hoy en día.
 
Tomemos el caso de la princesa Diana:
Una princesa británica con un novio egipcio que usa un celular sueco y que choca en un túnel francés, en un auto alemán con motor holandés, manejado por un conductor belga que estaba curado con whisky escocés.

A ellos les seguía de cerca un paparazzi italiano en una motocicleta japonesa. Ella fue intervenida por un médico ruso y un asistente filipino, donde utilizaron medicinas brasilenas...

Este artículo fue traducido del inglés por un colombiano, corregido y emperifollado por un hueón chileno. Y ahora lo está leyendo algún hueón ocioso hispano hablante que bien puede ser mexicano, peruano, argentino, español, venezolano, colombiano, salvadoreño, chileno... en fin, creo que el punto se entendió.... si a lo anterior añadimos que cualquiera de estas nacionalidades está usando para dicha lectura un computador chino y está sentado en una silla taiwanesa, entonces, ¿sabes ya lo qué es la globalización?

También la globalización tiene grandes ventajas, pero también grandes desventajas. Entre los actores que se han beneficiado están las instituciones financieras, las empresas multinacionales, las mafias internacionales, turistas, ONG, y la mano de obra muy cualificada.
La palabra globalización no se usa sólo referida a la globalización económica o financiera, sino que abarca otros aspectos. Se trata de un proceso que integra las actividades económicas, sociales, culturales, laborales o ambientales. La globalización supone también la desaparición de las fronteras geográficas, materiales y espaciales. Las redes de comunicación, desde Internet a los teléfonos móviles, ponen en relación e interdependencia a todos los países y a todas las economías del mundo, haciendo realidad la llamada aldea global. Globalización y neoliberalismo no son términos sinónimos, pero actualmente se produce una repetida concordancia entre el fenómeno físico de la globalización y el fenómeno ideológico del neoliberalismo. La redistribución de la renta, a escala nacional y mundial, se relega completamente, y la única esperanza es un utópico derrame.


                                                                                                            Atentamente, Megan Donaire.

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